sábado, 5 de diciembre de 2009

La historia de Sarina


Nombre: Sarina
Apodos: Blanquita
Edad: 7 años
Fecha de llegada: octubre de 2006
Cumpleaños: 6 de octubre
Significado del nombre: "El llanto del sauce" en japonés
Motivo del nombre: es un nombre que me gustaba desde hacía mucho, lo había escuchado en un programa japonés.


Antes de llegar a casa de mis abuelos, Sarina había estado vagando por el barrio desde hacía varios días, mi abuela recuerda haberla visto "a la pasada". Y como un día, a la pasada, le dió de comer porque le daba lástima que estuviera tan flaca y asustada, la pobre perrita no se movió nunca más de la puerta de la casa. Mi abuela se moría de ganas de ayudarla, pero le parecía que con una perra ya tenía bastante trabajo.

Empezaron los días de verdadero frío y mi abuela casi no podía dormir pensando en la pobre perrita que afuera se estaba muriendo de frío, a pesar que ella le había puesto unos trapitos para que se resguardara aunque sea un poquito. Por eso unos de esos días, se le ocurrió entrarla en la casa de atrás y a la mañana siguiente volver a sacarla. Hizo eso por un par de días. Al tercero escuchó un ruido terrible en las rejas de la casa y asustados, mis abuelos se asomaron para ver qué sucedía, encontrándose a la pobre perrita siendo acosada por tres perros (era época de celo para colmo!) y tenía tanto miedo que estaba intentando meterse por entre las rejas para librarse de ellos.

Ese fue el "basta" para mi abuela, que salió, espantó a los perros (según mi abuelo, estaba como loca preocupada por ella xD) y entró a la perrita a la parte trasera de la casa, que tiene un fondo enorme separado por un garage/taller de carpintería de mi abuelo super grande. Desde ese día no salió más de la casa.


Lamentablemente Sarina es muy territorial y agresiva con otros perros y humanos (solo nos acepta a nosotros 5), por lo que tiene que estar en la parte trasera de la casa, pero todos los días cuando anochece mi abuela la entra a la otra casa, obviamente para que no tenga frío.


A pesar de eso es una perra muy muy dulce, que no te deja caminar para que le hagas mimos, aunque más de una vez me haya gruñido o mostrado los dientes. Vaya uno a saber qué le hicieron en la calle para ser así...

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